2) Resuena la estridente podadora y el agradable olor a grama recién cortada impregna el aire y se mezcla con el perfume de la tierra húmeda alborotada por la breve lluvia previa.
Al concluir el ruido aparecen los pájaros brincando en una pata de la alegría, para degustar el banquete que les ofrece generoso el césped afeitado.
La naturaleza resiste en la urbe armada de concreto y asfalto.
Caracas es más verde que gris.
3) Salida nocturna en bicicleta con Rusty y el grupo que se reúne los martes y jueves a las 7:30 p.m. en la entrada de Santa Paula, del Cafetal. Sabroso recorrido con el frío de las noches caraqueñas de enero. Una buena opción, para ejercitarse y compartir.
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